La Costa y las quintas de Villa Domínico


Manuel "Manongo" Cortés, La Costa y sus redes
Fragmentos de “Nostalgias de Domínico”de Ernesto “Tito” Meira

“y ahora le toca al río
con sus costas encantadas,
donde todos los veranos
de vecinos se poblaban

hasta había colectivos
que hasta allí nos acercaban,
por un camino poceado
que al arroyo acompañaba.

quien no recuerda a Manongo
que uno de esos manejaba,
con una pata de palo
que en la puerta la colgaba.

y en las quintas que existían,
a esos suelos les sacaban,
viñas, frutos y hortalizas,
que con acequias regaban.

y ese vino de la costa
con gusto particular,
allí se podía comprar
solamente en damajuanas.”

Permiso de pesca 1932 de Manuel Miguel "Manongo" Cortés


"SANTIAGO"

Un personaje al que quiero mucho
"Santiago"
Era mi verdulero, tipo sensacional, un verdadero amigo, su muerte me provocó una enorme bronca por la saña con que cometieron el asesinato. No se merecía lo que le hicieron. Siempre fue un hombre de bien, respetuoso de la vida de los demás, jamás hablo mal de nadie, recatado en sus palabras y acciones, si hacía favores y doy fe que los hizo, no andaba contándolo por ahí, era muy reservado. Amigo de sus amigos, su casa en "la costa de Domínico" tenía las puertas abiertas, ni llaves ponía, trabajó "su tierra" con amor, sus manos así lo decían. Siempre que iba con mi padre y mis hijos, lo veíamos arrodillado en sus almácigos cortando radicheta o recogiendo ciruelas en el monte. Para él mi recuerdo. Santi nunca te olvidaré, sos un amigazo. Baby

La costa
Entre 1860 y 1865, se produce una inmigración de italianos del norte, los ligures, oriundos de la región de la Italia continental, lindera con el Golfo de Génova, y que comprende a las provincias de Génova, Imperia Savona y La Spezia. Se dedicaron al laboreo conformando la estructura quintera, muchas de cuyas primitivas hectáreas, sembradas con verduras, hortalizas y viñedos, subsisten hasta nuestros días.En virtud al injerto con cepas europeas lograron una uva rojo-negra, pequeña, a la que se conoce vulgarmente como uva chinche o de la Costa, resultante de la variedad italiana “isabella”, iniciando con ella la elaboración de un vino de baja graduación alcohólica y sabor frutado: “el vino de la Costa”, tal como se lo conoce popularmente.


Recuerdos de la Costa de Villa Dominico

Elegí esta historia porque vivo en este lugar , y para mi significa muchos recuerdos. Por que fui a su escuela, y aprendí a trabajar la tierra, podar, sembrar, y fabricar el vino Y quiero trasmitir que vengan a conocerla, que les va a gustar caminar por el lugar y conocer a su gente que es maravillosa y muy cálida. Esta información la conseguí mediante entrevistas que hice a las siguientes personas: Miguel Palandri 50 años, Sebastián 68 años, Santiago Parodi , 72 años, Andrés Piasardi 78 años , Augusto, Camelo Ferrara 51 años y Andrés Giglione 79 años. Todos fueron habitantes de la Costa desde sus principios... La Costa es más conocida como la RESERVA ECOLÓGICA más grande de Avellaneda. Tiene 700 hectáreas, no todas están trabajadas, en ella viven más de 70 familias. Casi todos descendientes de genoveses e italianos. En sus principios por el año 1870 se empezó a trabajar las tierras de la costa, plantaban tomates, cebollas, radicheta, acelga, ajos, puerros y zapallitos. Su fauna estaba compuesta por pájaros, tortugas, iguanas, palomas, búhos, abejas, chanchos. La costa cuenta con una unión vecinal y una delegación municipal (que no están en funcionamiento actualmente). Cuenta también con una escuela que antes era de chapa y madera hoy en día es de material, con computadoras, psicólogos y profesores de gimnasia. En el año 56 se fundó el primer almacén por su dueño Manolo Montaña. Actualmente la atiende su amigo Miguel Palandri pionero del lugar. Tiene también un autodromo fundado en 1982, que funciona sábados y domingos, corriendo solamente picadas. Se esta trabajando en la playa para armar un espigón para la pesca de sábalos, bagres, lisas, carpas, donde se puede alquilar botes y carpas. Hoy en día quedan solamente dos bodegas de las más de 70 que había hace 30 años atrás, una es de DON SEBASTIÁN y la otra, LOS MELLIZOS, se produce 15.000 litros por año de vino. De la uva de la costa que se llama santa Isabela, se obtiene vino Rosado, tinto seco y tinto dulce, no se puede sacar vino blanco con esta uva, y del prensado se obtiene grapa. ANDRES comenta que en año 40 se transportaba la mercadería en canoas por distintos Canales, pasando por el canal Sarandí y después se transportaba por camiones hasta el Mercado del Abasto. Comenta también que los días festivos se festejaban en la Escuela Nº 47 MIGUEL MARTÍN DE GUEMES, y también en el recreo el RACING donde actualmente es el CINTURÓN ECOLÓGICO, mas conocido como el CEAMSE, donde se juntaban todos los vecinos, con orquestas de tango y melódico, navidad y año nuevo se pasaba en diferentes quintas donde se juntaban todos los estancieros de la época. Se juntaban a jugar fútbol, tejo y bochas pasando unas tardes inolvidables. Quiero comentar que hoy día se conoce más por su autodromo que por su belleza natural.

CESAR ERNESTO ROMERO

Memorias de lugareños





Los Casanova y las quintas de la Costa

Escribe Antonio J. González
Estas páginas son, digámoslo de una vez, nostálgicas, con los ojos en la nuca, como una “vuelta atrás” y también un testimonio necesario para comprender algunas cuestiones de nuestra vida actual. Es parte de la gimnasia para reconocernos y atar los nudos de nuestra pertenencia y queden firmemente aferrados a nuestros días. La vieja historia de las quintas y la costa del río que tenemos allí, casi al alcance de la mano, y que, sin embargo, no se puede disfrutar hoy con la intensidad y el placer con que en los años ’40 y ’50 solíamos hacerlo con nuestros padres, hermanos y tíos como un viaje de reconocimiento al paisaje natural, la aventura dominguera y el placer de la playa del Río de la Plata. Por eso, retomamos el diálogo que tuvo Luis Masseroni en 1978 con doña Josefina Navone de Casanova, nota publicada en el anuario de este diario. En el viaje de bodas que emprendiera en 1912 junto a su esposo, José Félix Casanova, en el “Príncipe de Saboya” desde Génova. “…no tuvieron que internarse demasiado para dar con la “tierra prometida” –dice Masseroni- Don José, experto agricultor y buen conocedor de la tierra fértil y onerosa, después de visitar la costa del Río de la Plata, por los pagos de Sarandí y Domínico, se dijo: ¡Esto es lo que necesito!... se dijeron: ¡Manos a la obra!”.

“…así empezaron a surgir, como de la galera mágica de un mago, vivienda, arboleda, viñedos, frutas, verduras... Por ese entonces la costa, a pesar que sus tierras eran trabajadas y bien aprovechadas, ya que su fruto no solamente abastecía a Avellaneda, sino a parte de la Capital Federal, el lugar, como medio de comunicación estaba a la buena de Dios. Si en la actualidad los caminos suelen ponerse feos con las lluvias o las crecientes, por aquel entonces, había que "peludear" en el barro, duro y parejo. El viejo “camino del albardón" ya no existía y para comunicarse con la Isla Maciel y la Boca del Riachuelo, lo tenían que hacer entre las quintas y por medio de canoas o lanchas”.

“Pero el camino "La vuelta de las cañas", (hoy José M. Estrada) –continúa Masseroni- los conectaba con Sarandí y era el camino "oficial" y único para ellos. Con una parada casi obligatoria, el "Almacén de Pipo", que estaba en la antigua casona de los Traverso. Cuando no, en canoas o en lanchas, entraban por la costa en el arroyo Santo Domingo y llegaban hasta la "Zanja Bomba", o sea: "Puente Chico", que ya lucía el nombre que en su nuevo bautismo le habían impuesto: "'Villa Domínico"…”
Y el periodista le pide a Doña Josefina: “Prosiga un rato más hablándome de la Avellaneda que usted vivió en la década del diez.

-Bueno. .. Una ciudad de trabajo. ¡Mucho trabajo! Prueba de ello, era la gran cantidad de carros y chatas que transitaban por sus calles. Pero donde se formaban caravanas era al llegar a Pavón y Mitre. Usted veía las filas y filas esperando cruzar el puente, y como éste tenía un pequeño repecho, muchos necesitaban la ayuda del cuarteador que allí estaba para eso. Los carros que transportaban verduras de aquí, de la costa, a los mercados de Abasto y Spinetto, de la capital, no necesitaban cuarta porque las cargas por lo general eran livianas, pero a veces los que llevaban frutas, sí la requerían. Recuerdo que el puente era muy alto, cuadrado, todo de hierro y la plataforma central se elevaba igual que un ascensor, para dar paso a las embarcaciones…

-¿Así que de aquí, llevaban también mercadería a los mercados de Abasto y Spinetto?

-Mire, era tanta la aceptación y la confianza que tenían los "puesteros" de esos mercados por los productos de la costa, que los del Abasto, hasta bautizaron a la cuadra que hoy lleva el nombre de Carlos Gardel, como “Callejón de la Boca”.

Y la crónica que Luis Masseroni recoge de primera fuente continúa con idéntico aporte de la memoriosa Doña Josefina, sobre aquella época de crecimiento y prestigio de la zona de las quintas de nuestra ciudad. Ahora poco queda de aquella gloria. Las generaciones posteriores al ´50 no conocen la existencia del río, la costa ribereña, sus encantos, y mucho menos las quintas fruto hortícolas y los viñedos que hicieron famoso el “vino de la costa”. Entonces convengamos que no es sólo ejercicio nostálgico… el de esta nota.
ajgpaloma@hotmail.com

La costa de Villa Domínico en los años "40"
El río en esa época tenía su belleza para los que residían en el barrio y era el único lugar dónde la gente recurría en verano a pasar los días. Al recreo más famoso le decían "El Racing" debido que allí tenía un balneario la Institución deportiva de Avellaneda, (como Independiente lo tenía en la costa de Quilmes.) El otro sector era "La punta" Cada uno tenía bancos y mesas para los visitantes. Había hasta juegos infantiles como hamacas , sube y baja, pasa manos y paralelas. Todo amurado al piso, pero cuando la creciente era fuerte levantaba los cimientos y las instalaciones quedaban destruidas. Se contaba por ese entonces con una almacén de ramos generales y hasta un puesto sanitario de primeros auxilios, para accidentados y atención de personas que desafiaban al río con temeridad y que este se cobraba año a año a vecinos y visitantes. El agua se extraía de una bomba de mano instalada en el recreo. Las casas estaban construídas en palafitos para evitar las crecidas. El deporte más practicado era el picado de fútbol, luego la pesca y las caminatas por la playa. La gente concurría en carro, camiones, bicicletas y hasta había un colectivo que salía de la estación de Villa Domínico del ferrocarril Roca. Manejado por un personaje muy famoso en el barrio: "Manongo" Cortés, que debido a un accidente tenía una "pata de madera". El recorrido era de unas 40 cuadras hasta "El Racing" que después de cruzar un estrecho puente que cruzaba el arroyo Santo Domingo se llegaba al balneario. Familias enteras, los fines de semana, se las veía trasladarse desde temprano a pasar los días. Gente humilde que veraneaba en esas estupendas y amplias playas.


Dos Amigos: Ernesto "Tito" Cort'es y "Titín" Sartal



Familia: Cortés-Calvo y Aquino-Calvo




Amigos con sus típicas indumentarias de baño





Tito Cortés y un amigo




"Tito" Cortés: Haciendo piruetas
 
Familia Calvo y Gonzalez